“The Raven That Refuses To Sing And Others Stories”

Steven Wilson

Icarus, bajo licencia de Ksocpe, 2013.

 

Hajo Muller – Carl Glover

Temas: Luminol (12:10) – Drive Home [7:37] – The Holy Drinker [10:13] – The Pin Drop [5:03] – The Watchmaker [11:42] – The Raven That Refused To Sing [7:57].

Músicos: Steven Wilson – Nick Beggs – Guthrie Govan – Adam Holzman – Marco Minnemmann – Theo Travis. Invitados: Jakko Jakszyk – Alan Parsons

Arreglos de Cuerdas por Dave Stewart e interpretados por The London Session Orchestra.  Productor Asociado e Ingeniero de Grabación: Alan Parsons.

Casi un año más tarde de la primera visita a nuestro país, en Febrero del 2013, se edita el tercer álbum solista del multifacético y líder de Porcupine Tree STEVEN WILSON, titulado “The Raven That Refused To Sing and Others Stories” -algo así como “El Cuervo que se rehusó a cantar y otras historias”-, con gran repercusión, obteniendo un puntuación máxima en la prensa especializada e iniciando una extensa gira a partir del mes de Marzo, que según su web-site lo traerá de nuevo a Buenos Aires para el Sábado 18 de Mayo a las 21 Hs. (Teatro Vorterix). Más allá de la difusión que circula por estos días, amigos personales -conocedores de mi posición moderada respecto al debate que ya lleva varios años sobre el fenómeno Wilson y su influencia en la escena progresiva actual- me aconsejaron comprar el álbum, pues iría a llevarme una grata sorpresa… y así fue.

Vamos por partes, entonces. Desde sus días junto a Porcupine Tree, S.W. está en el ojo de un tormentoso debate, que puede describirse bajo una precisa frase que Julio Zoppi empleó en una Nota publicada en la Edición Nº 36 de MELLOTRON (la conocida Revista Especializada, de Noviembre 2007): “La porcupinetrización del rock progresivo”; y que  Andrés Valle (Director de la Publicación) -atinadamente- dispuso contrastarla con la opinión del entonces habitual colaborador Pablo Buján Matas[1]. El debate se entabla a partir de entender los fans, periodistas y medios especializados que el desempeño del líder de Porcupine Tree y ahora en carrera solista constituye un “paradigma”, un modelo a seguir en este Siglo XXI por parte de la actualidad rock progresivo. Un artista que marca un antes y un después con su presencia, en el devenir del género, llegando en algunas argumentaciones a un nivel de fanatismo o “endiosamiento” que roza con la falacia. Mientras que, por su lado, se sitúan quienes le reconocen (en mayor o menor grado) su profesionalismo y talento pero no piensan que sea “paradigma” y sostienen que las apreciaciones hacia sus condiciones están “sobrevaluadas”. Desde luego, detractores no faltan[2] y es de mi opinión (suposición, para ser más exactos) que no pienso que esto provenga de Steven, ni que se la crea. Tal vez, una movida de difusión para generar publicidad y algo de suceso comercial, que hace mucho no tiene el género. De hecho, yo mismo –como colaborador que era- encarné la polémica con uno de los co-conductores del hoy extinto programa radial “Gigantes Bajo El Sol” de Zona Sur del Gran Bs. As., el año pasado y durante la difusión del primer concierto de S.W. en nuestro país (“Grace For Drowning Tour”).

El álbum constituye una edición simple (de una duración total de 54:40 min.), incluyendo un repertorio de seis temas. Participan los mismos músicos que integran su banda de apoyo y lo acompañaron desde la gira de presentación de su segundo álbum (“Grace For Drowning”, doble) durante 2011-2012; más Jakko Jakszyck en voz adicional para los temas “Luminol” y “The Holy Drinker”. También, debe destacarse el hecho que S.W. (productor y responsable de la mezcla del álbum) haya convocado al mítico Alan Parsons como productor asociado e ingeniero de grabación (además de meter una guitarra haw haw en “The Holy Drinker”).

Es mi opinión que los ítems de producción, sonido y gráfica (arte de tapa, libro interno, letras, ilustraciones, ficha técnica e información en general) son excelentes, manteniendo el nivel demostrado en “Grace For…”; Mientras que, en lo musical, se evidencia muy, muy superior a sus predecesores y es el más “progresivo” en el sentido tradicional con el que se emplea el término en el mundo del Rock. Algunas canciones (excepto “Drive Home” y partes de “The Pin Drop” y la de título homónimo al álbum, que lo cierra) son realmente potentes –lo cual para nada es de extrañarme a partir de la base conformada por estos dos monstruos que son Nick Beggs [bajo/Chapmann stick] y Marco Minnemann [batería y percusión]-, si bien albergan en su interior una alternancia con pasajes calmos y secciones caracterizadas por el uso del “mítico” King Crimson original Mellotron MKII, aportándole ese sabor especial que su sonido tiene y un claro guiño para la automática adhesión de los viejos fans setenteros del género. Hay dinámicas, interacciones instrumentales (con doblajes en algunos de ellos), solos  y “zapadas” muy interesantes entre los músicos, revelando la existencia de un grupo verdadero (reitero: los mismos que tocan en el álbum de Steven son quienes vienen acompañándolo desde la gira previa y, entre medio de sus fechas, fueron grabando este registro). La apertura con “Luminol” (que fuera anticipado en el show del 2012) es un ejemplo de lo que vengo describiendo pero “Holy Drinker” y secciones de “The Pin Drop” ó “The Watchmaker”  no son menos; tienen ese mismo tipo de intensidad y potencia. Aún en estudio, suenan como una “aplanadora” en vivo; recrean ese tipo de atmósfera.

“Drive Home” es, por así escribirlo, la canción lenta, la balada, de “The Raven”. Sublime y conmovedora pero corre riesgo de una de las acérrimas críticas formuladas por sus detractores y quienes –menos pasionales- creen que no representa más que un exponente más del neo prog: la voz de Steven, calificada de inexpresiva, insípida y opaca; muy cargada de cierto dejo de melancolía y tristeza. Puede haber algo de cierto en ello, poniéndose al desnudo en esta bellísima canción pero funciona perfecta junto a arreglos corales en “The Pin Drop”. Quiero decir… ¿será su estilo y muchos se rehúsan a aceptarlo, más identificados con emblemáticos y sanguíneos cantantes que el progresivo nos ofrece?. Puntualmente, los relatos e historias que se escuchan y que las letras reflejan requieren de cierto modo, tono de canto y eso Steven lo tuvo claro; apelando a la ayuda de Jakko Jakczyk (canto adicional) para “Luminol” y “The Holy Drinker”. También, debe señalarse que -en la globalidad de las letras- hay mucho de misterio, fantasmas y tragedias delictivas, como hilo conductor.

A veces, la voz líder opera como un instrumento más en la música y podemos ver en Jon Anderson (YES) un gran ejemplo de ello. Por otro lado, hay bandas (como Camel) que privilegian mucho más la faceta instrumental, usando sus propias voces a cargo de las cortas letras que acompañan sus temas. Para mi gusto (y acepto contra-argumentos), considero que el nivel netamente musical-instrumental de las canciones en este disco es muy superior al nivel vocal y coral, produciéndose así una especie de desequilibrio, un desbalance muy evidente. De allí que los cultores del género (no los detractores) manifiesten con sinceridad su disconformidad, en directa consonancia con las expectativas que tienen cifradas y en comparación con la faceta instrumental. También pienso que, en canciones como “Luminol”, “The Holy Drinker” o secciones en “The Pin Drop” y “The Watchmaker” lo que precisamente se desea realzar es la potencia y el virtuosismo en lo instrumental (logrado) y, por ello, la faz vocal queda relegada en lo esencial de esos temas. Pese a lo poco ofrecido en este registro, deseo destacar la faz coral [aquí a cargo del propio S.W. y Nick Beggs] y voto porque sea más explorada a futuro.

Ya he manifestado que éste –más que un álbum solista- instrumentalmente es un álbum de una banda, sólo que es la “Steven Wilson Touring Band”. Sin restar los méritos que le corresponden al compositor y multi-instrumentista Steven [voz líder, guitarra, teclados y Mellotron], la banda brilla en todas sus líneas de músicos: Guthrie Gorvan [guitarra líder], Adam Holzman [Pianos y Teclados: Fender Rhodes, órgano Hammond y Minimoog], Theo Travis (Flautas, saxos y clarinete], además de los ya mencionados Nick Beggs y Marco Minnemann. En algunos foros y blogs, he posteado que, en “The Raven…”, se nota la fluidez y soltura que da el conocimiento musical interpersonal y el constante girar; y aquí lo ratifico una vez más. La música guarda coherencia con el contenido de las historias y relatos (letras) pero también cuenta con sobradas muestras de virtuosismo que el público del progresivo siempre espera. Poco sentido tiene para mí, destacar a unos sobre otros; pero sí darle crédito a Wilson por el acierto en convocarlos. Amigos personales que asistieron al show del 2012 –reitero- me comentaron que esta banda es una “aplanadora” en vivo; aún cuando debo aclarar también que son muy versátiles, profesionales y bien dispuestos a ponerse al servicio de lo que cada canción requiera. Tampoco puedo olvidarme de mencionar las orquestaciones (sublimes y puntillosamente atinadas para los climas y momentos que corresponden), siempre con arreglos de Dave Stewart y a cargo de The London Session Orchestra. Tan sólo escuchar la canción final del álbum (“The Raven That Refuses To Sing”) y se comprobará lo cierto de esta previa afirmación. 

Obviamente, influencias están pero (salvo para cultores y cronistas como César Inca Mendoza Loyola, cuyo comentario al álbum recomiendo[3]) ya no las aprecio tan “evidentes” como en la obra anterior. El mellotrón original de King Crimson y varios fragmentos o secciones instrumentales densas y/o improvisaciones remiten a las varias encarnaciones que Robert Fripp supo integrar y/o encabezar de King Crimson. Por más que el empleo de flautas nos permitan asociarlo directamente a Ian Anderson ó Genesis (por sus recientes colaboraciones y participaciones junto al líder de Jethro Tull y S. Hackett), escucho saxos y clarinetes que Theo Travis toca; y ello me trae gratos recuerdos de Ian Mc. Donald y Mel Collins (King Crimson, Primera Etapa). Algo de Pink Floyd se cruza con Mel Collins y Genesis cuando escucho el arpegiado en guitarras y el mismo solo de “The Pin Drop”, entrometiéndose esos fraseos de vientos y arreglos corales. Sí se me presentan como obvias las simetrías que puedo advertir en la estructura compositiva que “The Watchmarker”  tiene con piezas genesianas: principalmente “Cinema Show” y “The Musical Box”,  agregando otras de la etapa primerísima junto Anthony Phillips. Por eso considero que, de los tres álbumes que ha editado en su carrera solista, “The Raven…” es el más progresivo, el que mayormente asociaremos con el classic-prog y el neo-prog también. Atrás parecen quedar los sonidos y estilo innovador que realizara integrando el Porcupine Tree post-“Signify”, como me dijo mi querido amigo Gustavo Bolasini [Conductor y productor de “El Retorno del Gigante Radio Show”]. Sonido que nunca antes se había hecho y escuchado pero que explota en álbumes como “In Absentia”, asombrando a viejos y “neos” (como Opeth, Paatos, Antimatter, etc.). Eso fue lo “distinto” de Porcupine Tree (integrándolo S.W.) años atrás, en la consideración  “sutil” de Gustavo[4].  

Volviendo al diseño gráfico, en un tiempo en que los músicos apelan a ofrecer lo básico únicamente y remitir la búsqueda de letras, información y demás a sus web-sites, el que ciertos artistas te brinden un “envoltorio” completísimo y como debe ser ya llama la atención; cuando en realidad debe felicitárselo y elogiarse. Este es el caso de Steven y “The Raven That Refuses To Sing And Others Stories”: encontraremos en la obra su correspondiente arte de tapa, letras acompañadas de ilustraciones que se corresponden con sus historias, una ilustración caricaturesca de Steven Wilson & grupo y ficha técnica, en tonalidades oscuras y sombrías (para estar acorde temáticamente). Si bien, en este rubro (diseño gráfico de álbum), ha sido una nota característica en el prog-rock ofrecer “destacado” arte de tapa y demás data/info en sobre/libro interno [presumo que The Beatles marcaron un cierto primer hito con “Sergeant Pepper…”, luego perfeccionado por artistas como Roger Dean, Hipgnosis y/o Storm Thorgerson, recientemente fallecido], lamentablemente muchos solistas y grupos han entrado en la variante informática-website por cuestiones de costos. De allí que deba subrayarlo laudatoriamente, cuando antes era lo normal.

Finalmente, el álbum está logrando aceptación masiva entre los fans propios y ajenos, más la prensa especializada adjudicándole puntuación máxima. Tras su edición en Febrero de este año, Steven & Banda [con el reemplazo de M. Minnemann por Chad Wackerman, en batería] se embarcaron en nueva gira por Europa, U.K., Norteamérica, América Latina -arribando a Buenos Aires el próximo 18 de Mayo- para luego volver a Europa, en una segundo etapa, que los mantendrá ocupados hasta fines del mes de Noviembre (según se informa en el link “Tour Dates” de su web-site), incluyendo una presentación en el mítico Royal Albert Hall de Londres. Así, S.W. viene desarrollando su carrera solista propiamente dicha de un modo constante desde el 2009, cuando editó “Insurgentes” (álbum debut), dejando Porcupine Tree en stand by. Dos años más tarde fue el turno para el doble “Grace For Drowning” (2011); álbum donde las influencias progresivas estaban a flor de piel e importantes nombres de King Crimson Doble Trío (Trey Gunn, Tony Levin y Pat Mastelotto), Nick Beggs (S. Hackett Band) y su compañero Jordan Rudess fueron invitados a participar en él. Seguidamente formó una banda-base que giró junto a él por el mundo -así, llegó por primera vez primera a nuestro país- y, en definitiva, fue la que terminó tocando en “The Raven That …”. Su presente, su obra más progresiva “clásica”.


Imagen tomada del portal web www.icarusmusic.com.ar

FUENTES CONSULTADAS:

* Revista Especializada MELLOTRON (Argentina). Ediciones Nº 24, 25, 29 y 31, además de 36.

* Mi Nota citada: www.facebook.com/rodolfo-hugo-lagar/acerca-de-steven-wilson-el-rock-el-rock-progresivo-y-su-album-the-raven-that-refuso-to-s/10151429112337012.

* Las citadas en las Notas a pie de página.

* Steven Wilson: a) Web-site Oficial: www.stevenwilsonhq.com y varios links internos.

b) Libro Interno correspondiente al álbum, editado por Kscope y distribuido en Argentina por Icarus, bajo licencia de Kscope.

IMÁGENES SON EXPUESTAS A FINES ILUSTRATIVOS. DERECHOS INTELECTUALES PERTENECEN A SUS AUTORES.


[1] Los artículos llevaron por títulos “Porcupine Tree no me parece genial ¿Y qué?” (Julio Zoppi) y “A propósito de la porcupinetrización del rock progresivo y la influencia de Steven Wilson” (Pablo Buján Matas) Observación: la revista no se edita más desde hace varios años, si bien aún quedan algunos ejemplares que se pueden adquirir vía www.mellotronweb.com.ar].

[2] Una crítica acérrima puede leerse en el artículo “Porqué Odiamos a Steven Wilson” de Leonardo Álvarez posteada en su blog: www.leonardinsky.blobspot.com.ar/2013/03/porque-odiamos-steven-wilson.html con fecha Marzo 19 del 2013.

[3] “STEVEN WILSON, el hombre que nunca se rehúsa a hacer música”, donde analiza minuciosamente este álbum, César impresiona con un interesante y puntilloso listado de “influencias”. Nota del 01/05/2013 para el blog AUTOPOETICAN – APUNTES DE MÚSICA PROGRESIVA CONTEMPORÁNEA. Site: www.autopoetican.blogspot.com.ar/2013/05/steven-wilson-el-hombre-que-nunca-se.html

[4] Bolasini Gustavo. Opinión personal sobre mi artículo “A propósito de Steven Wilson, el rock progresivo y “The Raven That Refuses To Sing And Others Stories”, en mi perfil de Facebook: Rodolfo Hugo Lagar. Sábado 11 de Mayo del 2013. Y me aclaró específicamente que “todos los popes prog [que yo menciono] y los ´neo´ lo buscan a S.W. para lograr ESE sonido (donde para el tratamiento sonoro es esencial Barbieri con sus teclados). Fish en “Sunset” suena a Porcupine rompiendo con el sonido ´neo´ anterior, igual Opeth en “Damnation” corta el doom metal y suena P.T., etc. … Esto quiere decir, mi estimado amigo, que en su justa medida fue `distinto` (aunque para mí P.T., insisto en la sutil diferencia)…” [comentario del 13/05/13].