Progre Rock - Festival de Rock Progresivo

Láquesis - Skatos - La Barca

Domingo 30 Agosto 2009

Teatro Lavardén, Rosario

 

Quedé maravillado. Quedé disgustado. El domingo en el Lavardén, maravilla y disgusto se dieron la mano.

El Progre Rock organizado por el Gobierno de la Provincia de Santa Fe es un show que debería imitarse en otros lugares. Orgullo de Rosario y envidia de otras ciudades. Un lujo que pocos pueden darse: organizar un festival de estas características en dos noches, sábado y domingo. Nada menos. Los grupos más representativos del progresivo rosarino subieron a escena. Pablo el Enterrador (sábado) y La Barca (domingo). No pude asistir en la primera noche; saqué entrada para el domingo. $20. Sin palabras.

Con la ansiedad a cuestas, aparecí en el teatro unos minutos antes de la hora programada, las 21 horas. Ya había una cola que llegaba a ¿cien? personas y me puse al final. Tuvimos que esperar como 20 minutos para entrar. La sala llena, o eso me pareció.

El show comenzó con mucho retraso. Aparecieron en escena artistas, esos clown callejeros, que con bromas livianas y de poca gracia nos presentaron los números.

Acto Primero: se apagan las luces. Video. Cortometraje “Sueño de un oficinista”. Un film de 1976-1977 en donde narra la historia de un joven trabajador de buró en donde es castigado por llegadas tardes y otras pavadas por un jefe severo e insufrible. El muchacho sueña con espacios verdes, con volar con ángeles, hasta que un día… lo lógico en estas historias. El muchacho es atropellado por un ómnibus y comienza su eternidad volando con ángeles. Lo interesante de esta propuesta no es el film en sí, sino la banda sonora. Este corto se exhibía con la banda tocando en vivo. Se trataba de Irreal, en cuyas líneas figuraba Adrián Albonizio.

Acto Segundo, el show de Láquesis: ¡Por fin aparece una banda! Cuatro músicos con una puesta en escena impecable, ejecutando con una precisión de relojería cada frase, cada compás. Maravilla de rock instrumental, liderado por una viola exquisita y apoyada a la perfección por un bajo exacto y una batería precisa, todos ellos dirigidos desde unos soberbios teclados. Como ven, no me faltaron los buenos adjetivos para este grupo, Láquesis, una cruza musical entre Steve Vai, Liquid Tension y cosas de ese calibre. El concierto habrá durado una hora y quería seguir escuchando más.

Acto Tercero: Skatos. Fue un bache, primero porque no me gustó el estilo de este trío (guitarra, bajo, batería) y segundo porque el show se me hizo largo, con un video clip como aperitivo. El teatro se tomó un recreo después de la demostración de Láquesis y mientras Skatos hacía lo suyo, muchos salieron a digerir o simplemente abandonaron el festival.

El reloj seguía su marcha, mi objetivo era estar en el plato fuerte, el show de La Barca. Pero todo se dilató demasiado. Los Skatos terminaron su show con pocos asistentes y demoró todavía más la puesta de La Barca. Sabemos que es un trabajo complicado el cambio de equipos, instrumentos, cables, soportes y demás bártulos entre un grupo y otro. Yo no podía demorar más tiempo, pero me otorgué un tiempo de descuento para,  por lo menos, estar en el último acto.

Acto Cuarto: La Barca. Arrancaron pasada la medianoche, y en el teatro no éramos muchas las almas. Sólo me quedé para escuchar la primera canción. Por lo poco que ví, La Barca es un grupo de mucho trabajo, seis músicos de los grosos, de los que saben. La desilusión, la bronca, el disgusto por no haber podido apreciar de punta a punta el show que estuve esperando toda la noche.

Gracias a Láquesis que me maravillaron. Bronca y disgusto por la dilatación de los horarios. El festival es una idea maravillosa, pero habrá que ajustar detalles. No sé, quizás comenzar a horario, dejar de lado los videos, no extender los shows de cada grupo. Algo muy bueno me quedó de todo esto: estar a la expectativa de un concierto exclusivo de La Barca y a la espera de la edición del primer cd de Láquesis.

Buenas días, buenas tardes, buenas noches.

Jorge Pérez Perri

Septiembre 2009