Chaneton - Atempo - Cast
Teatro I. F. T. - 6/11/2004
No podría comenzar esta critica de lo acontecido el pasado 6/11 sin destacar como emociona pensar que al elefante blanco de Creamfields se le contrapone el arte termita de tres bandas del rock progresivo y una bien pensada idea de ilustrar un espectáculo con videos y una muestra del desarrollo para la grafica de cubiertas de CDs. Un desafío de gran liga contra pequeña que me hace recordar a la típica reunión boxística donde, el favorito, el poderoso campeón promete comerse al débil pero valeroso desafiante. Esa imagen por si sola ya produce la primera descarga de adrenalina.
La otra descarga viene con la visual de los Chaneton a todo vapor sobre el escenario, bajo una parrilla de luces que le dan una visual imponente. Es tan lindo ver a una banda en plena actividad bañada de colores a toda marcha a quien sabe donde. Con Patricio moviéndose y avivando ese diálogo que entabla con su público que los sigue a todas partes. Él le propone y la platea acepta de inmediato el convite. El otro párrafo va para el batería que realmente destaca por su virtuosismo, se trata de Jano Pérez Sarmienti si los créditos no mienten, encolumnándose firme en la lista de los mejores batas del momento. Todo suena compacto, ajustadito desde los teclados de Charly Kleppe y con la guía guitarrística de Alex Chaneton. El bajo a cargo de Adrián Márquez Gómez para cerrar la lista de los compuestos. Todo Chaneton vibra de febril actividad, nada evita que la mente vuele rápidamente a recónditos lugares.
Voto para que las canciones sean definitivamente en castellano que suenan tanto mejor que en inglés, quizás logren conmover aún más por cuanto la voz a veces llega un poco confusa entre tanto contraste de claridad musical. No obstante Patricio suple con despliegue y un carisma que a esta hora no habrá quien pueda negar que lo tiene como front-man. Quizás cueste pensar en Chaneton sin Patricio o al menos se presente como un ejercicio complicado para resolver. No sé por que me miran con esas caritas de asombro. Para terminar de contarles, la contundencia de Chaneton es su profesionalismo y ajustado ensamble, tiene músicos de sobra y eso trasciende al afecto del público que los recibe de buena gana. Pero, acaso, el ser tan popular no suele despertar esos recelos tan propios a la hora del crecimiento. Sé que esta banda dará que hablar mucho más de lo que corren los chimentos . Buena performance desde lo clásico para la apertura de un festival desafiante.
Como se las arreglara para disimular el vacío de no contar con Mariela, nos decíamos. Quizás la misma dificultad para el ejercicio mental al que me refería en el caso de Chaneton. Pero la noche estaba para sorpresas y Atempo salió al ruedo como si nada para un par de instrumentales como preámbulo al contraste mayor. El truco estaba preparado, seguramente por eso se reían cómplicemente los cuatro: Hiro, Fazio, Villanueva y Aguirre. Es que sabían lo que se traían entre manos. Listo esto queda así los cuatro y punto, pero no. De repente, como una muñeca, enfundada en un erótico corsé y con pollera acampanada apareció salida de las tinieblas la Señorita Zeta. Una fresca bocanada de aire dark que irremediablemente remonto al grato olvido el Atempo de Mariela. Un nuevo Atempo renacía en las tablas ahora, reforzado y seguro, desafiante y conmovedor. De inmediato la Srta. Zeta se carga a la banda al hombro y se adueña de la noche como si fuera de ella desde siempre. Los temas se visten de instrumentales y corales con tintes bien expresivos a cargo de la nueva cantante. Con moderado despliegue escénico Zeta se consolida a medida que las canciones pasan, el público quizá todavía sorprendido le mezquina un poco la participación pero a ella mucho no la afecta, su carga emotiva ya estaba desatada. Se percibe que la ocasión significa mucho para la rubia debilidad. La banda se contagia, todos gozan, hay una fuerza recomponedora flotando alli, esa es la que hace que Eduardo Aguirre desgarre un solo de magnitudes Gilmourescas que pone de pie a todo el personal y hace que se detenga el tiempo en pleno Buenos Aires. Nos mueve a pensar como puede ser que esto ocurra en un pequeño Teatro porteño y el mundo no lo vea. Pasa simplemente que es un tesoro para pocos, los otros están perdidos en los campos de vaya a saber que marca de crema. Cambio de vestuario para la nueva afiatada diva, lo único que no me gustaron fueron algunos desajustes en los coros que venían de Hiro. Si este es el comienzo de una nueva etapa solo queda esperar el nuevo disco para marcar el inicio de lo que promete grandes cosas para esta banda reconocida internacionalmente.
Para el deleite con Yes haciendo gala de sus joyas en versión acústica con fina preciosura y para el reguste de la gente que aplaudía como si los tuviera en vivo frente a sí, de idéntica forma ya lo había hecho con el Marillion de Fish. Una excelente idea combinar proyecciones entre los preparativos escénicos de una banda y otra. Si querías fumar podías deleitarte en el hall con el arte de las tapas.
Debería haberme imaginado que al tener Cast un catálogo tan denso de realidades musicales no podía esperarse menos de ellos. Y la verdad es que Cast podría quedarse tocando tres o cuatro días seguidos si lo quisieran. De la mano de su remanente fundador Don Alfonso Vidales abre con un tema instrumental donde no deja teclado con cabeza, se toca todo. Si pensabas que el Hammond con Leslie estaba de adorno allí en el escenario o para solamente darle dolores de cabeza a los productores del festival te equivocaste fiero. El hombre se las sabe todas y le imprime la onda a la cosa. Cast es muy vasto se pueden reconocer cosas de Crimson, Elp, y también otras no tan evidentes. La parte floja podría decirse que corre por parte de su hombre de ataque, Carlos Humaran que se encarga de la guitarra y la voz líder. Pero teniendo en cuenta que no siempre uno debe guiarse por los trinos andersonianos como meta para calificar cantantes de rock progresivo puede admitirse que Humaran pasa a la hora de cantar si se admiten colores y registros no tan exquisitos. Cierta complicación aparece cuando este tipo de bandas insiste con las partes corales donde a los cantantes de primera fila les cuesta armonizar con los de la segunda. Lupita Acuña cumple el rol de la parte visual, no sé si atrayente por sus cambios de vestuario o por su cierta actitud inquieta de calzarse permanentemente la percusión incidental en los dedos o entrar y salir de escena con cuanto adminículo percusivo se encuentre por el back stage. Dicho sea de paso por demás molestos me resultaron ciertos fotógrafos aficionados que restaban escena a lo mas importante: la banda. Las composiciones de Cast son largas para todos los gustos, un sólido bajista, un buen baterista, un Humaran de buena factura en la guitarra y Vidales que hace todo lo demás. Cast es harto largo y hasta se da el lujo de ciertos homenajes yessisticos en su final. La banda volvió para el “una mas” a requerimiento de la gente y la verdad no tenía desperdicio. Una banda clásica para cerrar que es difícil de soslayar por su historia y su trayectoria con una discografia muy basta. No desentono en absoluto y resulto muy importante verla una vez mas en Buenos Aires. Si no fuiste, bueno ya se sabe: perdiste.
Jorge Ingegnieros