Spinetta y Los Socios del Desierto
Universal
– 1999 – 66:02
Luis
Alberto Spinetta nunca termina de sorprendernos, gratamente.
Luego
del autodefinido “volcán de lava eléctrica”, es decir su anterior disco
“San Cristóforo”, otro impredecible viraje nos ubica ahora en esta su nueva
obra titulada “Los Ojos”, en donde el genial artista se despoja de su ropaje
hiper eléctrico y de la furia arrasadora, para ponerse las vestiduras del
lirismo, pletórico de dulzura y sutileza.
“Los
Ojos” pues, remite por momentos a los oscuros climas de “Don Lucero”, en
“Vení, Vení”, “Extiéndete una Vez Más”, o “La Flor”;
o bien a los sonidos de “Pelusón of Milk” en otros, como por ejemplo
en “Donde no se Lee”, “Bahía Final” o “Bagatelle”; conformando un
trabajo soberbio, lleno de calidad, con el inconfundible sello Spinetta; de carácter
introspectivo y melancólico, por momentos intrincado, pero infinitamente bello.
Para
lograrlo Luis Alberto convocó; además de sus ya conocidos “socios” Marcelo
Torres en bajos y Daniel Wirtz en batería; a talentosos invitados: Claudio
Cardone, Juan Carlos Fontana y Didí Gutman en teclados, Nico Cota en percusión,
Carlos Villavicencio en arreglos y dirección de orquesta (su contribución es
sublime en “Ekathé”, pero sobre todo en “Vera”
(gema que cierra el disco) que está dedicado
a su última hija y que evoca en formas al clásico “Laura Va”.
También
contribuyen Javier Malosetti en guitarra acústica, Tweety González en
programaciones, y se destacan logrados coros femeninos luego de mucho tiempo
(desde “Privé” o “La La La”) en “Vení, Vení” o en la fantástica
“Perdido en Ti”, de Grace Coceri.
Completa
la edición, un estupendo libro interno, con todas las poesías y datos técnicos,
más un cobertor exterior en cartón con el título del álbum en relieve en el
frente y en braile en el dorso. En todo predomina un ascético color blanco solo
quebrado por una diminuta foto a color de Spinetta en el medio de la tapa
interna.
Un
párrafo especial para la siempre única e inspirada poesía, aquí en una visión
(Los Ojos) del amor perenne y de la melancólica pérdida del mismo:
“Lejos
de amanecer, vi tu rostro luna en mi cristal, y toda mi vida apareció en su
lugar, es tarde y llueve aquí, me digo nómbrala y tal vez aparecerá... “ (Nómbrala)
“Quizás
sea tiempo de morir por ahora, para revivir y así aprender a dar luz, aunque
parece que no regresaré, sólo sé que estoy perdido en ti...” (Perdido en
Ti)
“Maldigo
que otro pueda ver, tu cuerpo prodigioso y desnudo, como yo suelo verlo, y a la
vez que el granizo se torne atroz, que todas las palabras que se mienten, se
transformen en hadas...”(Bagatelle)
Otra
acabada muestra de talento sin par es éste “Los Ojos”, por parte de quien
es sin dudas, uno de los más grandes compositores y músicos populares
argentinos.
Hago
mía una de las dedicatorias del disco, donde Luis Alberto dice “Dedicado a
los ciegos, a los que ven, y a los que no quieren ver”.