Entrevista  a Pedro Aznar

Viernes 29/1/99

Entrevista realizada para la revista Mellotron

Nos llamó la atención de tu nuevo disco “Cuerpo y Alma” lo ecléctico, ya que incorporaste folclore latinoamericano y tango, fue deliberado, o lo que en ese momento tenías ganas de hacer?

Aznar: Si, fue deliberado, y además porque me dio ganas de hacer un abanico de nuestro rinconcito del mundo, y no sólo Argentina, sino abarcar de Chile a Uruguay, la zona del sur del sur, y me encantó hacerlo, me divertí muchisimo. Y en cierta forma muchas canciones se fueron sugiriendo solas, las fui encontrando por ahí, y cuando me quise acordar estaba planteado por si solo el disco. Empece a juntar canciones y vi que tenía más de veinte, y muchas de ellas ya contaban una historia,  juntas, que era esto, una recorrida musical por el sur de América del sur.

Entonces enfaticé esa idea, la terminé de redondear y enfoque para ahí.

Y además incluiste tango, que era algo que nunca habías hecho

A: no, en un disco mío no, pero había participado en el homenaje a Gardel en el 95 pero nunca había grabado en un disco mío.

¿ y cómo te sentiste con eso?

A: bárbaro, y además teniendo a Nestor Marconi  al lado...

 si, y también el trabajo de Marconi en el tema de Nilda Fernández (“Lo hermoso que fue”) es espectacular

A: maravilloso

 ese clima de bandoneón eriza la piel. Otra cosa que nos llamó la atención del disco es que abandonaste el “sonido Metheny” o de jazz contemporáneo totalmente.

A: yo te diría que de “Fotos de Tokio” para acá no está más eso. Una vez que entré al grupo de Pat (Metheny) precisamente ahí abandoné ese sonido. Dije lo que tengo yo para aportar no es eso, eso ya está y perfectamente hecho, yo tengo que hacer otra cosa. Y en el 86 saqué “Fotos de Tokio” que es un disco de rock; tiene mucha cosa experimental también pero es un disco de rock. Y a partir de ahí arranqué totalmente para otro lado.

Lo siguiente que hice fue, cuando volví al grupo de Pat (Pat Metheny Group) en el 89, poner una vidala, dije ok, mi foco va para otro lado.

Es más ya en “Contemplación” hay una semilla de lo que después se explayó más, candombe, chacarera...

Y en el futuro ¿vas a profundizar más éste sonido latinoamericano, o vas a plantear otro quiebre, tenés algo en vista ya?

A: no se como va a ser el próximo disco. Me gusta mucho esto que pasó con “Cuerpo y Alma”, que la gente lo está recibiendo muy bien, no solo acá sino afuera,  he recibido muy buenos comentarios, el disco está vendiendo super bien en Japón, he recibido propuestas para editar afuera, en Estados Unidos, en Europa, en Brasil; es una propuesta que además de satisfacerme a mí, le está gustando a mucha gente.

¿estás llegando a un sonido personal, propio, de lo que vos tenés para decir, o todavía falta?

A: ojalá. Siempre falta, uno siempre está buscando la quinta pata al gato. Pero si, me siento cómodo cuando yo escucho este disco, aunque no me he sentado a escucharlo entero (risas), pero cuando escucho algún tema un poco como espectador,  me siento muy a gusto ahí adentro, me encuentro fácilmente a mí mismo, y me parece que estoy bajo una buena luz. Y no es fácil. A veces se goza tocando una cosa, pero después la escuchas y se te tuerce la cara, si pero... y en esto no, está entero, está bien dicho.

¿ cómo se dio el rescate de Eduardo Mateo ? (músico y compositor popular Uruguayo)

A: y Mateo... no hace falta que lo rescate nadie... es una entidad...

pero no es muy conocido en Argentina

A: si es verdad. Yo escucho hablar de Mateo desde los setenta, cuando salió “Mateo solo bien se lame”, y que conozco la obra de él, mucho menos. El que me hizo escuchar la canción “Cuerpo y Alma” y me regaló el disco fue Hugo Fatorusso, estábamos en una gira juntos en Japón, a bordo de un tren, y me puso los auriculares sin decirme nada. Y me quedé de una pieza. Emoción instantánea.

inclusive Jaime Ross decía que es injusto que en Uruguay no se lo conozca tanto, recién ahora se está empezando a revalorizar a Eduardo Mateo,  porque durante mucho tiempo estuvo como olvidado.

A: siempre pasa, nosotros también tenemos nuestros olvidos imperdonables con mucha gente.

ahora con la reedición de compacts se está dando mayor revalorización, incluso con los discos de los setenta, uno dice mirá lo que hacía esta gente!

A: hace poco me regalaron “La conferencia secreta del Toto´s bar” (Los Shakers)  y no lo pude creer, yo lo escuché toda la vida de una copia en cassette, porque no tenía ni el vinilo, era inconseguible.  Y lo escuchas en una copia buena de CD y cobras dimensión de lo que los tipos hicieron con tecnología irrisoria hace treinta años. Es impresionante!

 ¿Qué te gusta de la música de los grandes grupos de los setenta?, qué te gustó y que te influenció?

A: muchas cosas. Yo por una cuestión de edad en los setenta era muy chico, tenía diez años, y empecé a estudiar música formalmente a los nueve, me empecé a sumergir musicalmente en ese lenguaje a partir de esa edad, en cierta forma soy producto de los setenta, y después hice revisión hacia los sesenta, salvo en el caso de los Beatles que los escuché desde siempre.

“Días blancos de primavera” (tema del disco) es un homenaje solapado (risas).

A: Es Beatles 64 total. Y en los setenta escuché mucho a los Stones, que los había escuchado en los sesenta pero era música más como “lo prohibido”. Empecé a escuchar bastante Blues al principio de los setenta.

Y las influencias principales fueron Yes, Genesis, Emerson Lake & Palmer. Gentle Giant que no era una influencia pero los escuchaba bastante, las influencias más grandes fueron sin dudas Yes, Genesis y EL&P.

Después grupos que me gustaban, sí Gentle Giant, Jethro Tull...

¿ Wishbone Ash?

A: Wishbone Ash, totalmente!

hace unos días le hicimos una nota al Mono Fontana y nos contaba que se conocieron tocando temas de Wishbone Ash

A: Si, totalmente. Y eso como hasta la mitad de los setenta, la segunda mitad estuvo más influenciada por el jazz, que empecé a descubrir a través de la fusión, e hice un camino también hacia atrás. Me empecé deslumbrando con (Chick) Corea, con (Herbie) Hancock, con Weather Reaport, con Keith Jarret, y después empecé a ver cual era la fuente, y fui hacia atrás con Miles (Davis), Coltrane, Parker... después con el tiempo hice lo mismo por el lado de los Beatles, por donde habían venido y escuché a Chuck Berry, Little Richards, y así. Pero en los setenta eso fue lo que más me marcó.

¿fue un viaje personal o tenías ayudantes en esa búsqueda  hacia atrás?

A: tenía compinches e instigadores (risas), que fueron Gustavo Moretto con el jazz, que me agarró y me dijo “niño, eres un ignorante, fúmate esto” y lo bien que hizo, entonces me sentó puso Oscar Peterson y me dijo “escuche esto, y usted es un tonto”(risas), en realidad no me lo dijo en esos términos pero era como de escuela, y yo le decía ok, lo que Ud. diga maestro.

¿ lo tratabas de Ud.?

A: no, para nada. Debería haberlo tratrado de usted pero en el momento no me daba cuenta. Músico maravilloso Gustavo Moretto, increíble!.

Otro instigador fue mi amigo y colega de composición Jorge Lencina, fue uno de los primeros, porque éramos amigotes, cuando él tenía quince años y yo diez me pasaba por ejemplo Wishbone Ash, Jimmy Hendrix Experience, Band of Gypsies...

El novio de mi hermana, su actual marido, me tiró tres discos fundamentales que me rompieron el tomate, en el setenta y tres me regaló para mi cumpleaños Post Crucifixión y dije ok, bingo!, después me regaló Led Zeppelin II, Deja Vu y Aqualung... el niño hizo ¡kaput!.

También Lencina me había prestado el primero de Manal, todos los discos del sello de Alvarez, Mandioca, y de Talent , los primeros de Sui Generis, todo eso era simultaneo. Me acuerdo que tenía también un disco del trío  Jorge Anders, saxofonista argentino, que me parece que era con Astarita y el negro González, una cosa así, y fue uno de los primeros discos de jazz argentino que escuché.

Otro instigador fue Benny Izaguirre, trompetista que supo grabar con Seru en “Bicicleta”, me hizo escuchar a Jaco Pastorius, fuimos con los Alas a comer a la casa de él, y dijo “miren lo que tengo, me lo acaban de mandar, es un disco de un bajista nuevo, solista, escuchalo vos especialmente, vas a ver que interesante” y viste esas fotos que te quedan grabadas de los momentos importantes, se me grabó el lugar, el tocadiscos, la ventana, los sillones, todo.

a veces la gente no tiene ni idea de lo que hace cuando se lleva esos disquitos a su casa, cree que son absolutamente inofensivos y en realidad son puertas hacia sitios de donde no van a retornar nunca más.

A: tal cual, son bisagras, puertas en tu vida, y te fuiste para otro lado... ya con Jaco se me borró todo el disco rígido (risas), dije hay que empezar todo de nuevo, paren las rotativas, el mundo ha vivido equivocado!

Yo era fan de Stanley Clarck, de Cris Squire... mi camino fue Paul (Mc Cartney) obviamente, después John Paul Jones maestro absoluto, Cris Squire después, maravilloso,  Stanley Clark, y Scott LaFaro cuando escuché Bill Evans Trío con LaFaro dije ok, pero como era contrabajo me pude desentender un poco más, dije “está bien es otro instrumento” (risas) no me preocupé tanto, si hubiese sido el bajo eléctrico me hubiera preocupado gravemente (risas). Pero cuando escuché a Clark me preocupé seriamente y cuando escuché a Jaco ya me desesperancé  y dije adiós (risas).

ya surgió el espíritu de Evans, ya me puedo retirar tranquilo. Con el mono (Fontana) el otro día hablando de música, él tiene una cinta de Bill Evans del año 64, y decía que siempre tiene que haber en algún rincón siempre algo del espíritu de Evans, y con él decíamos que es un poco el promedio musical de este siglo.

A: y en cierta forma... es que el tipo es un innovador, que agarró la tradición del impresionismo y lo trasladó al jazz, lo escuchas y es la tersura, la belleza de Ravel adentro del swing del cool, es tremendo.

Otro disco que me partió fue Heavy Weather, dije ok lo que uno soñaba ya lo hicieron.

quizás del 70 al 75 impactó todo lo del rock sinfónico, y de golpe la busqueda empezó a girar por ese lado, tal vez por eso impactó tanto Heavy Weather, y toda la cuestión de fusión, de jazz

A: Heavy Weather me parece que fue un disco para mi generación como de síntesis, un ferry al que te podías subir si estabas en la orilla rockera y cruzar para el otro lado sin dolor, porque había un uso del estudio super inteligente, como una especie de Sargent Peper, sónicamente era rico, muchos discos de jazz son en cierta forma auditivamente áridos para el oído del rocanrrolero. Particularmente para el rocanrrolero progresivo, si vos tuviste una dieta de mucho Yes, Genesis, estás acostumbrado a las texturas.

 y lo que tiene es justamente la orquestación, Weather Report, mas que un balance de decir son todos virtuosos, es la orquestación que logran, seguramente.

A: otra cosa de fusión, lo de Hancock llamaba más al soul, era funk, venía del camino más afro, y a pesar que Weather Report tenía una cosa afro muy importante, con la entrada de Jaco agarró una “melodicidad” diferente, agarró lirismo. Y ese lirismo metió a los rockeros progresivos en el bolsillo, y a través de eso empezamos a descubrir otras cosas. Como que fue un disparador para otros lados.

Otro disco que me encantó fue “De Gira” de Joni Mitchell, y “Shadows & Light” del 79 o 78.

Y ya sobre el final de la década “80/81” de Metheny y As Falls Wichita... (so falls Wichita falls) hasta ahí Pat no me hacía gran cosa.

 ¡¿No?!

A: no. Los primeros discos, como “American Garage” me parecían medio una payasada. De hecho son los discos que a él menos le gustan.

 ¿en serio?, Pero “Bright Size Life” ¡es genial!

A: “Bright Size Life” es otra cosa, con Jaco. Eso está muy bien, y Bob Moses es maravilloso. Pero del Pat Metheny Group, el disco blanco... yo decía esto es Weather Report sin Africa (risas), me sonaba blanquito, en el peor sentido, edulcorado. Sacale el almíbar, hermano! Todos acordes de séptima mayor con no sé que... ¡salí! (risas). Y después “American Garage” dije ¡pse!, le gustaba a la gente incorrecta (risas), yo en ese momento era un “snob” dije no, no me puede gustar. Pero después cuando escuché Wichita... dije ok, vale.

¿Quien que descubre el jazz por primera vez no es un snob?, Vos pensas que viste la luz y todos los demás son unos salames. Decís “ah, (con voz gruesa)vos no escuchaste no sé que cosa, no tenés no sé que disco?  Hasta que años más tarde, te relajás y decís perdón, te ponés colorado vos mismo. Pero al principio te agarra una especie de revelación, te sentís Moisés arriba del monte con el disco abajo del brazo “tengo los diez man... digo canciones” (risas).

 ¿cómo ves a la distancia la experiencia de Alas?

A: y me parece que para los que participamos en eso fue una escuela importantísima, me siento absolutamente orgulloso de haber estado ahí adentro. Antes de entrar al grupo yo era fan desesperado, junto con el mono (Fontana) éramos fans de Alas, rabiosos, no nos perdíamos un solo show, conocíamos todos los temas de memoria, nos sabíamos todos los arreglos de memoria, nos fascinaba. Y después, haber entrado al grupo fue para mí un sueño.

 ¿y en lo musical?

A: visto a la distancia me parece un grupo increíble, que hizo cosas realmente maravillosas, que tal vez en disco no se le ha hecho demasiada justicia. “Pinta tu aldea” no está mal, hace poco lo volví a escuchar, Carlos Riganti me dio un DAT que consiguió de EMI

pero está editado afuera!

A: pero sin nuestra autorización. Pero bueno, Carlos en la EMI consiguió una DAT copia directa del master que está muy bien. Por el momento en que está grabado y en el estudio en el que estaba grabado que no tenía grandes equipamientos, la verdad es que está muy bien. Ahora, particularmente el primer disco de Alas no le hace justicia a los que era Alas en vivo, ¡era una aplanadora! El primer disco quedó muy malo, suena estéril, el sonido es muy malo, está todo como aplastado. Ellos estaban muy disconformes ya en aquel momento con el disco. Me acuerdo que el mono y yo nos compramos el disco y nos llevamos una decepción horrorosa, porque el grupo en vivo era atrapante, era pulsante, otra cosa. Y en el disco quedó una cosa así como lavada, esterilizada.

 musicalmente era riquísimo el disco

A: ¡riquísimo! Es una pena que no haya quedado bien. ¡La obra del lado dos era de morirse!  Y “Buenos Aires es solo piedra” te encargo, ahí hay un trabajo musical muy serio, lo del otro lado lo mismo, había unas cosas impresionantes. Creo que no me equivoco si digo que Alas fue el grupo más sofisticado que hubo en el país. Desde el nacimiento del rock hasta ahora. Hablando de sofisticación musical ha habido grupos con sofisticación lírica maravillosa, y sofisticación canción maravillosa. Los diversos grupos de (Luis Alberto)

 Spinetta han llevado la canción a límites de belleza inconcebibles.

Lo de Alas, estamos hablando de un grupo que no hacía canciones, hacía suites, me parece que en ese rubro nadie se le acerca ni siquiera a los tobillos de Alas, incluso poniendo los grupos de jazz en el medio.

siempre tuve la idea de que así como Piazzolla se acercó y le gustaba Alas, siempre pensé que si hubieran seguido podría haber sido la continuación en los setenta y ochenta de la música porteña. Y eso se alcanza a ver apenas en la grabación del primer disco, en el segundo un poco más, no digo la continuación de la obra pero la sombra de Piazzolla es muy fuerte. El lenguaje que alcanzó Alas es muy identificable con Buenos Aires, y quizás hubiera sido un nuevo camino desde mediados de los setenta en adelante.

A: yo creo que no hubiera podido sobrevivir a los vientos de los “raros peinados nuevos”, seguro. Esa especie de agujero se tragó todo. Vulgarizó todo y todavía pagamos las consecuencias. No el punk, que ha dado frutos interesantes acá, los grupos post-punk de Sumo en adelante, pero de los peinados nuevos ¿qué quedó?, nada, si era todo una gilada, con la eventual y rara gema de alguna canción que otra que sigue funcionando, pero lo demás era una gilada, ¿o no?

si, totalmente. Me sorprendí porque creía que te gustaban algunas cosas.

A: ¿de los peinados nuevos?... ¡no, ni Dios permita!. En los ochenta me aburrí como un hongo, menos mal que una parte del tiempo la pasé afuera.

me sorprendí, porque en el concierto reunión de Seru en 1992, que la gente insultaba a Ceratti y a Soda Stereo que tocaba el mismo día en obras, vos lo defendiste

A: Soda Stereo es otra cosa

fue parte del movimiento de los peinados nuevos

A: yo no lo veo así

después se sofisticó, y se fue para otro lado totalmente distinto, pero el primer disco, que es espantoso...

A: el primer disco de Soda Stereo es una desgracia.

formaba parte de eso

A: es verdad. Pero a mí Soda me parece un grupo admirable, particularmente de “Signos” para adelante me parece un grupazo.

de acuerdo.

A: Soda está más entroncado con los grupos dark y góticos, salvo ese toque new wave del primer disco, después tomó más para el lado de The Cure que para Duran Duran. Pero de toda la otra gilada twistera, ¡Dios nos libre! Lo único que me hizo algo en los ochenta fue Soda y Sumo, obviamente. Cosa loca, porque los fans de unos y otros se odian, acérrimamente. Yo me la pasaba de conciertos de unos a otros. El pelado (Luca Prodan) me parecía  brillante, y leía las entrevistas y me cagaba de gusto. Y Soda, un grupazo, había cosas un poco “fabricaditas” como muy “productito”, pero las pasaba por alto, como aquellos temas tontos de los Beatles, que hay tantos... (canta) i’want make, make crazzy, no hace falta ponerlos, con la púa haces plic y saltó (risas) y el resto glorioso. Todo el mundo hace algún pecadillo, pero bueno. Globalmente Soda me parece un grupazo, no los meto adentro del tuco de los peinados nuevos.

y de los ochenta, entremos en Seru. El primer disco progresivo lindante con lo sinfónico, el segundo con un sonido más urbano, y el tercero, sonido Seru. ¿Cómo los ves hoy?

A:  estoy haciendo una rebobinada de que me parecía antes y que me parece ahora, para comparar...

que te parecía antes me acuerdo (risas)

A: ah!, ¿te acordás? ¿qué dije?

y... mucho no te gustaba, decías que no era lo tuyo.

A: eeehhh... si. Había cosas que no toleraba. En su momento me llegué a rehusar a tocar  el tema “La grasa de las capitales”,  y se armó un revuelo adentro del grupo “¡pendejo insolente! ¿cómo se le ocurre?” (risas), y yo decía “no lo toco”, “¿porqué?,“porque es una porquería, hermano” (risas). Yo no sé como no me mataron.

Era una especie de murga infecta, sigue siendo uno de mis temas no favoritos, obviamente. Digamos que ahora le agarro más la ironía de la letra, entonces es otra cosa.

En ese momento, lo satírico, lo mordaz, no era mucho mi palo yo estaba como en otra búsqueda. Creo que mis temas adentro de Seru son de otro planeta.

 ¿qué te alimentaba de Seru?

A:  creo que crecí mucho en Seru, a pesar mío. Yo no me daba cuenta la importancia que tenía el grupo, de lo importante que era el grupo para mí, de todo lo que tenía para aprender. Pero parece que lo aprendí igual, gracias a Dios. Yo era muy chico, muy inconsciente y sentía que tenía las tablas de la ley. “Yo conozco a todos los del jazz y ustedes no, así que háganse de abajo, viejos ridículos” (risas), yo tenía 18 años, era un niño, y como todo niño era un arrogante.

Pero lo que yo aprendí ahí adentro, no tiene nombre. Creo que aporté mucho, y que ellos aprendieron mucho de mí también. Fue como un choque.

te veía a vos como la parte más elaborada, no intelectual, pero como con otra vuelta, menos primario.

A: visto a la distancia, valoro más la economía de recursos para decir cosas, y una cosa que comparto con lo que pensaba antes, de lo que componían Charly (García) y David (Lebon) esa economía de recursos me parece muy  valiosa. Pero lo que menos me gustaba en ese momento y ahora es cuando ellos querían hacer gala de una cosa que no tenían. Virtuosismo, ni Charly ni David son virtuosos “per se”. David es un brillantísimo músico de blues, creo que no hay quien le pise los talones, y es tal vez el mejor cantante de rock que hay en Argentina. Con eso dejo claro que no estoy haciendo una crítica. Y Charly es uno de los compositores más brillantes, de más está decirlo. Pero no son virtuosos particularmente; y había cosas donde Seru salía a hacer gala de no sé que cosa, y gala... ni Gala ni Dalí (risas). No nos daba mucho el cuero, pero nos largábamos igual, entonces quedaba una cosa medio atropellada. Y yo me ponía furioso y ponía el metrónomo, y ¡me querían matar!, decían “quién lo trajo a este”. Yo de Pescado Rabioso, con metrónomo...

Cae el molesto éste que no lo conoce ni el gato, con el metrónomo, ¿cómo? (risas). Y hace practicar primero “lentito” y después subiendo de a poquito... me querían colgar. Hasta que después dijeron “e pur si muove”.

Entonces era como un toma y daca. A mí me costó años darme cuenta del valor increíble que tenía lo que hacía el grupo, y a ellos les costó mucho menos tiempo darse cuenta que yo podía aportar una cosa interesante. Con lo cual estoy diciendo que ellos fueron mucho más inteligentes que yo.

entonces, ¿qué te gusta de Seru?

A: muchas cosas. “Peperina” me parece un disco logradísimo, “La Grasa (de las capitales)” también, aunque suena un poco feúcho, pero... es un disco que remasterizándolo sería brillante, el primer disco suena monstruosamente feo, está horripilantemente mal grabado, espantosamente mal mezclado, peormente masterizado, es una desgracia. De ese disco no creo que existan las cintas multicanales, si existieran me encantaría ponerle manos y rearmarlo, porque tenía unas ideas, las cosas que compusieron los dos para ese disco son increíbles, partes instrumentales a la Elton... impresionantes, y canciones brillantes también.

“Bicicleta” tiene algunas músicas que están muy bien. Te podría decir canciones favoritas, pero muchas.

“Llorando en el espejo”, “Viernes 3 AM”, “Peperina”, “Eiti leda”, “Esperando nacer”... unas cuantas.

¿y no se daba en esa época, componer con ellos?

A: no. nunca hicimos nada. Me ponía nervioso teniendo que explicarles los acordes (risas)

 ¿es para tanto? Si Charly hizo el conservatorio.

A: si pero el lenguaje del jazz, no se condice con el de los músicos clásicos. Charly anotaba nota por nota formato clásico y yo escribía cifrado, le decía “man, poné C7”, y él me decía “es la marca de una heladera”.

“pero es más fácil”, “dejá, yo tengo mis métodos”, y se anotaba notita por notita. Cuando terminada de pasar cuatro compases yo me había dormido. Al otro le tenía que decir “poné los dedos acá, el tercero allá arriba” eran diez minutos para cada acorde, y yo decía olvídalo. (risas) “Paranoia y soledad” pasó así, me dijeron “tocá todo vos”. Entonces no era divertido, no teníamos un lenguaje común musical, entonces no daba.

 y hablando de tus discos solistas... ¿cómo los ves?

A:  El primero es una especie de colección de demos, tenía un pilón de cintas de cosas que iba haciendo en casa, y lo que hice fue seleccionar lo que más me gustaba y me parecía más representativo, armar una colección de esas cosas y sacar un disco. No se puede decir que es de los más parejo en cuanto a hilo conductor, porque tiene de todo, como ensalada, es casi como un muestrario. Todas las cosas que me daban placer las agarré y las puse ahí, y me divertí mucho haciéndolo.

“Contemplación” tiene una búsqueda más precisa. Tiene las dos primeras “canciones” que me largué a hacer, “Contemplación” y “A la hora que se duermen los trenes”, tiene los dos temas que grabamos con Pat y su grupo, que fue la primera vez que grabamos juntos, y de ahí vino la invitación a participar en su grupo; tiene un par de cosas que hice después de haber ido a Estados Unidos, que fue cuándo finalmente me golpeo de cerca la idea de encontrar una cosa que me mostrara a mí, del lugar de donde yo venía. Es ahí que hice una chacarera y un candombe.

En “Fotos de Tokio” me agarró una especie de alergia al jazz.

te pusiste muy tecno en esa época, mucha máquina

A:  aparte solos de guitarra, dije basta; ya estuve tres años girando con Pat, ya de jazz estaba hasta acá. Dije rock´n roll, y agarré más para ese lado. Como una vuelta al origen de todo, no mío. Casi te diría pre “Madre Atómica”, porque Seru había sido un grupo, si querés, “progresivo”. Lo de Pat era jazz, Alas era experimental, Madre Atómica también pero de otra manera, más a la Frank Zappa. Y antes de eso yo escuchaba rock. Led Zeppelin, Beatles, Rolling Stones. “Fotos de Tokio” es más una vuelta a eso. ¿Qué me gustaba a mí, de donde salí, que escuché toda la vida?, esto, ok, vamos ahí. Obviamente con el bagaje de todos esos años, es un poco un disco de reacción, digo yo de “alergia o de la urticaria”. Yo necesitaba una dosis de música energética, para adelante, sin demasiada especulación. Me hizo bárbaro. Bomba atómica y empecemos de nuevo.

ahí paraste

A:  Estuve una par de años viendo para donde seguía la cosa, aunque volví unos añitos al grupo de Pat. Al año siguiente a “Fotos” la conocí a Leda Valladares, ella me metió en el universo del canto andino y eso fue un hallazgo, una revelación.

si te hubiera tocado antes, esa experiencia no hubiera sido tan...

A: es muy probable. Yo no hubiera estado abierto para hacerla. “Fotos de Tokio” fue borrón y cuenta nueva. Vino bárbaro, porque después vino Leda y plantó una semilla que prendió en territorio fértil. Para plantar hay que romper los edificios, hacer tierra, ahí puede crecer algo. Lo de Leda fue impresionante, y empezó a dar frutos con la vidala que grabé en el disco de Pat.

Después vino “Tango 4” que fue un disco compartido.

 ¿fue una “destilación” de la vía García y la vía Aznar?

A: fue, por fin, un encuentro, fue bárbaro. Habíamos estado toda la vida en una especie de pelea, “yo sé más acordes que vos”, y “yo hago mejores canciones que vos” (risas), uno contra el otro.

Acá los dos bajamos la guardia y dijimos, che, pará, somos amigos, nos respetamos, nos queremos, nos admiramos mutuamente, hagamos algo juntos, a ver cual es el punto de encuentro. Y siempre el punto de encuentro con Charly eran los Beatles. Y después el resto era bagaje que habíamos ido sumando cada uno a su manera. Y no fue que lo propusimos, pero salió así, e hicimos ese disco que tiene lo mejor de nuestros puntos en común. Finalmente, los dos tuvimos la coherencia y la confianza uno en el otro, de abrir la puerta y decir “vení a mi mundo, yo te ayudo” mutuamente. Nos llevamos de la mano jugando a ser el otro, y salió bárbaro.

En Seru 92 se dio una cosa muy loca, que fue una inversión de roles, Charly haciendo cosas más experimentales y yo haciendo canciones, él decía “yo hago los hits” y resultó que los hits fueron los míos.

y Seru 92 es Aznar, decíamos, el peso compositivo, etc., estaba todo ahí. Se veía incluso en vivo, estabas en un primer plano.

A: así que mirá lo de Tango 4 que frutos dio. Cambiemos un rato los roles...

y cambiaron en serio (risas)

A: y si, ahora García hace discos experimentales que no los entiende ni su vieja (risas) y yo hago canciones, mirá que loco! Y si, el otro se convirtió en el Say No More intelectual de no sé que rollo, parece Aznar 79 (risas).

Bueno y después viene “David y Goliath” que es un disco en donde lo que yo aprendí de hacer canciones está presente, pero también está el lado más experimental. Canciones como “Si no oigo a mí corazón”, una baguala que hay... es como un primer puerto de llegada para mí como solista. Los discos anteriores fueron como puntas, fui tirando como tanteos. “David y Goliath” fue mi primer disco logrado verdaderamente, si no contamos a “Tango 4”, que es compartido. Lo siento en cierta forma como un primer disco, los otros son más intento que otra cosa, más desparejos. Este disco está como logrado.

Y “Cuerpo y Alma” es una instancia de fusión de elementos. Como que todo ese bagaje diverso de todos los años de mi carrera, se fusiona ahí y hace una unidad coherente, que está en cada una de las canciones. Hay un espíritu jazzístico en las improvisaciones, en el espacio que hay para los solos, porque no son solos de guitarras heroicos, es improvisar sobre la secuencia de acordes, es revisitar las melodías centrales del tema y rearmarlas, que es un concepto más jazzero. Tiene una actitud rockera en cuanto al trabajo en el estudio, al encare de los arreglos, a la instrumentación. Pero el sujeto en cuestión es la música latinoamericana. Y ahí es donde los tres elementos se arman, por fin.

ahí viene el tema de Leda, que te cambió muchísimo

A: me cambió la manera de cantar, radicalmente.

como la baguala “Silencio” de “David y Goliath”

A: eso es aullido puro. Y haber cantado baguales me largó otra voz, me hizo encontrar una voz más profunda. Que lleva tiempo encontrar la voz, no solo la física sino tu presencia, y mostrarla. Lo primero que te da es terror, o timidez. Yo en Seru apenas si cantaba unos “coretes”. El primero que me hizo tenerme fe como cantante fue Pat. El tipo me puso ahí, y pase de ser solo un bajista a estar en un grupo importantísimo donde se me consideraba “el cantante”. Hasta que me acostumbré a la idea y dije “claro, porque no”

y si, era un desperdicio que no cantaras.

A: si, pero me daba un poquito de pánico, o no, tal vez era que no creía en mí como cantante, no sé. Era algo que hacía con los amigos en mi casa. Tal vez tenía un nivel de exigencia muy alto que no permitía gozarlo. Y el grupo de Pat fue fundamental para eso.

¿ y Leda te ayudo a encontrar la voz desde adentro, no como instrumento sino como persona?

A: exacto, la persona, la proyección.

otra cosa que me impactó del disco, es lo original de todos los arreglos. Verdaderamente son re-visiones, los temas que no son tuyos, y es fantástica la originalidad con la que los arreglaste.

A: gracias.

 y ahora con todo esto, es una meta pero es también un nuevo comienzo, ¿no?

A: si, uno siempre está de viaje. No llegás nunca a ninguna cosa, por suerte, sino sería aburridísimo. Lo más gustoso de viajar, es el viaje.

¿y en ese viaje, en que lugar se constituye la pasión como motor, que lugar ocupa la pasión?

A: y es la pasión por la excelencia, todo el mundo busca en lo que hace la excelencia, hacerlo cada día mejor. Yo siempre sentí que había en la música en si una vibración o magia particular, que podía ser agarrada aunque fuera por un mili-segundo. Que podías alcanzarla y tocarla apenas con el dedo, y creo que no hice otra cosa en mi vida que eso, correr detrás de eso. Y raras y maravillosas veces he conseguido rozar con el dedo, eso. Y cuando lo hago me acuerdo, “para esto era”. Y a pesar que son tiempos muy cortitos de éxtasis, justifican todo el esfuerzo.

En mi primera clase de guitarra, que me fui tocando una pequeñísima melodía, fue como un momento de revelación, dije ¡oia, puedo tocar!. Cinco notas, pero fue una emoción muy grande.

Una vez le preguntaron a Duke Ellington si tocar música era muy difícil, y dijo “no, después de los primeros veinte años se pone mejor” (risas).

Como en el viaje no llegas nunca, más vale que goces en el camino. Yo antes era muy de metas, tengo que llegar, o componer o lograr tal cosa. Y en realidad me estaba perdiendo los momentos previos, que es donde está el rollo, tardé mucho tiempo en darme cuenta.

Por ejemplo cuando grabé las voces del tema “Cuerpo y Alma” y las escuché, fue el momento del dedito que roza, me emocione y me brotaron lágrimas. Después ya no, seguí laburando varios días más desde que lo mezclé hasta acá, me parece que quedó muy lindo, pero el momento de emoción fue cuando terminé de grabar las voces, y faltaba poner, bajo, percusión, etc. Estaba solo la guitarra y las voces, pero dije “se produce la magia de cuando Hugo me puso los auriculares”, y me emocionó, dije “acá está Mateo”. Y me di cuenta que en el proceso puede estar el “toque” y no en la meta.

 volviendo atrás, siempre tuve esta pregunta, creyendo que te gustaba aún más el jazz de lo que te gusta, es ¿por qué no seguiste en Spinetta Jade”, sobre todo en esa época? (Nota: en los ochenta Pedro tocaba en Seru y en Jade)

A: no pasa por la dicotomía de jazz o rock.  Yo tenía un digamos “compromiso del alma” con Seru, era mi familia. Y en un momento causó bastante escozor interno adentro de Seru que estuviera tocando con Spinetta Jade. Pero para mí estaba clarísimo que yo era parte de Seru, no me iba a ir a tocar con Luis, estaba como invitado. Para mí era un honor inmenso tocar con él, pero la cosa era con Seru. Además sentí que adentro de Seru iba atener una libertad de operación mucho mayor, y que Seru podía aprovechar mucho mejor lo que podía yo aportar, había más espacio para respirar. Aunque eso no fue lo que motivó mi decisión, por más que Luis me hubiera dicho “vení y hacé lo que quieras” yo tenía ese compromiso afectivo con Seru.

está claro. Pero en cuanto a lo musical, yo entendía que eso (Jade) era más lo tuyo en ese momento, ¿o no?

A: (piensa mucho) tal vez. Pero yo sentía que Jade era el viaje de Luis. A la manera de Piazzolla, Piazzolla es el viaje de Piazzolla, toque quien toque, es muy personal y marcante.

Y en Seru, por el hecho fundacional que estuviera compartido con David, ya quebraba la hegemonía de Charly, y no lo disminuía a él, lo aumentaba, y dejaba la puerta abierta para que hubiera otra  participación más. A pesar que mi participación en esa época era mas en los arreglos, musicales y vocales, en lo estético, si querés, pero para mí era muy importante.

Charly tenía gestos maravillosos conmigo, de absoluta confianza. Me acuerdo que me dio la cinta de “Cinema Verité” con el piano y la voz, y me dijo “llevatelo y hacé un arreglo en tu casa”. Me fui, escribí el arreglo, lo grabé, llegué y le dije acá está. Le encantó, y dijo “listo, mezclalo”, ni cambiá una nota, ni nada. Y eso era invalorable, adentro de Seru yo tenía carta blanca. Los pibes siempre fueron maravillosos conmigo, a pesar de mis “snobeadas”, que otro me hubiera molido a patadas, ellos fueron divinos conmigo siempre, y es algo que les voy a agradecer eternamente. Hasta el hecho de haberme dado un espacio en todos los discos, porque vino Charly, yo no se lo pedí, y me dijo mataría que pongas un tema tuyo, “¿te parece?”, “si, dale, ponelo, está bárbaro”. Así que públicamente gracias “maestro García”, divino.

¿que planes tenés ahora, vas a tocar?

A:  estamos tocando bastante

¿ vas a hacer algo grande?

A: vamos a estar en Buenos Aires vivo, el 27 de Marzo.

¿ la banda es la misma?

A: cambió el baterista, ahora está Quintino Chenoli, Alejandro Devries en teclados, y Gustavo Sadofschi en guitarra.

¿ de la música nacional actual que opinas, globalmente?

A:  hay como una falta de continuación de una de las grandes ramas del rock, que es el rock más melódico si querés. Lo que sería...

Almendra

A: claro, la línea Almendra, Serú, Soda. Lo que continuó más fue la línea Manal, Pescado (Rabioso), Pappo, Sumo, Divididos. Por ese carril hay mucha gente metida. Y del otro lado no veo que aparezca gente nueva pìola.  Algo melódico-armónico, con una lírica más fina. Algo poéticamente interesante hacen los Caballeros de la Quema, Iván Noble es un poeta de puta madre. Pero me gustaría ver a alguien que haga algo con ese nivel de sofisticación con la música, y no lo termino de encontrar.

¿ y de la música de afuera?

A: y me pasa más o menos lo mismo, hay mucho rock crudo, mucho hip-hop, no sé, no me hace gran cosa. Prefiero cosas más soul tipo Maxwell o Lenny Kravitz, y después cosas que ya son más tradicionales como RE.M, Pearl Jam, (Red Hot) Chili Peppers.

 es que hay tanta diversidad hoy, que tener buen ojo, o mejor, buen oído para evitar productos de marketting

A: y si, yo veo este fenómeno de Beck, y no entiendo. Ese pibe tiene menos swing que un cactus, no se mueve bien, no es lindo, no canta bien, la música es una desgracia, los valores de producción son bajos a propósito  y vos decís ¿y?, para eso escuchá discos de 1962, escuchá a James Brown en el 65, ahí tenes low five y tenes swing.

 no aparece un chico que te mueva y te diga pero vos, viejo...

A: depende, puede aparecer y me puede enseñar muchas cosas, pero hay que ver que pibe, puedo estar abierto a escuchar muchas cosas nuevas, pero si me dice Lenny Kravitz, le digo “niño, ven” y le pongo Sly & The Family Stone, James Brown, Prince y lo maté. Viste que ya se hizo todo esto, muy rico todo Lenny Kravitz, pero no inventó nada, next.

Que venga otro y me diga, “si porque Oasis es...”, vení sentate ahí, Revolver, Sargent Pepper, ¿entendiste?, next.

O me diga los Black Crows, sentate, los Stones, Jeff Beck, Rod Stewart... ¿captaste?, volvé (risas)

 vos que estuviste afuera, en los ochenta surgían en Usa bandas de jazz que recreaban el sonido de los cincuenta, de los cuarenta, etc.

A: y Miles Davis fue el primero que se rebelaba contra esto. Cuando grabó un tema de Cyndi Lauper, mucha gente dijo, el viejo enloqueció. Y él dijo (imitando la voz) “los que enloquecieron son ustedes”, cuando nosotros tocábamos “All the fing you are” que eran standard, lo eran porque la gente las cantaba en su época, y eran canciones de la radio. Y ahora en la radio ¿qué hay?, Cyndi Lauper, y bueno yo toco eso, y en forma de jazz, entonces despiértense ustedes. Por eso lo último que estaba haciendo era hip-hop,  ¿qué iba a hacer, cool?, ya lo hizo, se aburrió, ahora está en otro lado.

Ojo, que a veces no está mal revisitar algunas cosas, está bárbaro, pero dedicarse exclusivamente a hacer eso, te convertís en un bibliotecario, ¿hace falta?

Que se yo, Oasis, esta bien, pero no me vengan a decir que inventaron ninguna cosa, porque ahí me agarra el viejo cascarrabias “momentito, venga y escuche esto, ¡no sea tonto!”

 eso lo vemos con la revista (Mellotron) que si bien es rock sinfónico, si el hecho de escuchar determinado grupo sirve para ir al fichero y buscar de donde viene eso, es bárbaro, abre la cabeza. De repente aparecieron notas de todo tipo de gente que por ahí no tiene mucho que ver de repente plantan una semilla a más cosas

A:  es que algo que tenía de muy interesante el movimiento de música de los setenta es que permitía estos cruces, idas y venidas. Ahora en cambio está más estratificado.